El 29 de enero de 1949, Barcelona felizmente recibía a uno de esos seres excepcionales que lamentablemente no abundan, uno de esos genios que, por la trascendencia histórica de su legado, atesoran la rara virtud de poder hablar de un antes y un después de X. Hablo de Alfons Rovira i Albero (1949-1984), sin duda alguna y por propio derecho EL 'Primer Bailarín Estrella' del Ballet Titular del Gran Teatre del Liceu.
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